En mi trabajo se conocen muchas personas civiles y militares, unos buenos y otros no tan buenos.
Hay algunas que se destacan y otras no mucho.
Hace meses conocí un muchacho cerca de los 30 años que refleja un ejemplo en su trabajo.
Y como algunos comenzó a decirme chico, palabra que dicen muchos los Cubanos y que casi se me ha olvidado.
Hace tan solo un mes antes de irse su mes de descanso comentó que yo le recordaba mucho a su padre, frase que me dejó meditando todo el tiempo pues desconocía todo al respecto.
Cuando nos volvimos a encontrar le dije que acerca de sus palabras lo único que podía decirle era que cualquier padre en el mundo debería sentirse orgulloso de tener un hijo como el.
Yo me hacia la idea de que su padre había muerto, pero después me enteré que había abandonado a su madre y que nunca hizo su papel de padre.
Ahora se encuentra con Cáncer en el Hígado y le debe quedar poco de vida.
Pero resulta que tiene padrastro, pero tampoco tuvo suerte y quizás eso lo hizo empinarse frente a las dificultades y ser hoy en día lo que es.
Como tengo dos hijas de mas de 30 años, no me resulta difícil verlo como un hijo y quisiera darle mi hombro para que cuente conmigo en lo que necesite.
No tiene problemas materiales y su futuro garantizado, pero hay cosas que se arrastran por toda la vida y definitivamente una de ellas es no haber contado con un padre.
Así es la vida de compleja, padres que no saben serlo o hijos que reniegan de sus padres sobre todo cuando están viejos y desvalidos.
Siempre pienso que parte me tocará, porque no vivo de ilusiones y el tiempo dirá la ultima palabra.
Aunque no veo merito en ser buen padre, mas bien son de las pocas cosas buenas que brinda la vida, ser testigo de como una criatura insignificante que ni si quiera sabe hablar ni caminar se vuelven hombres y mujeres con el resplandor propio de la juventud.
Lo mas triste es vivir muchos años y ver esos hijos cuando les toca la etapa del envejecimiento y de las enfermedades pues quisiéramos que el tiempo se detuviera y verlos siempre jóvenes y fuertes.
Así somos los padres y desventurados los que les toque ver la muerte de alguno, son cosas muy difíciles de superar.
Sres., dentro de los pocos valores que mantiene nuestra sociedad por lo menos se mantiene en un gran porciento el amor por los hijos. Todo se les perdona y todo se les da como le pasa a un Sr. que conozco que a pesar de sus 80 años, está fuerte como un Roble y trabaja por lo que sus hijos todos hombres en la plenitud de sus facultades le piden dinero para ingerir licor y aunque parezca difícil les complace.
Para nada quisiera mencionar a otro padre que nunca se ha ocupado de su hijo dándole con la parte plana de su machete en la espalda, dejándoles las marcas apenas un adolescente.
Y es que hasta el inmenso amor que se juran y tienen dos enamorados, con el tiempo se puede convertir en una guerra apocalíptica y en esos momentos lo que vale es la parte de los bienes materiales que les tocará a la hora de la separación.
Pero el amor de los padres es infinito y no debe bajo ninguna circunstancia maldecir ni desearles mal a ninguno por muy mal portados que sean.
Una de mis pacientes estrella que llevamos tratando hace años va para sus 91 años ya le tocó la desagradable experiencia de ver morir a uno de sus hijos predilectos de una forma muy traumática.
Oremos por este Mundo que inexorablemente se dirige a su autodestrucción y lamentamos el pesimismo, de verdad que quisiéramos que todo fuera distinto como en la década del 60 cuando las canciones eran románticas y las letras estaban cargadas de sentimiento.
El conocimiento del ser Humano sigue siendo insignificante, cuando llegue a entender el Mundo cuántico si vive lo suficientes se encontrará que existe también el Mundo subcuántico.
Un ego y una autoestima gigantesca en un cuerpo frágil, diminuto e insignificante es la orden del día en este siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario